El rubro de los podcasts para dormir me parece fascinante. Entre tantas producciones, entre tantos temas posibles, pensar prioritariamente en el uso que una persona pueda darle una podcast y que ese uso sea dormirse, es genial. Pensar un público posible hoy es fundamental y necesario para que un podcast sobreviva, se destaque, se diferencie. Un proyecto podcastero hoy puede vivir, siempre lo hacen: es mucho más fácil hacer el episodio inicial que el décimo. Pero la instancia de perdurar y sobrevivir está atada a distintos factores, entre ellos una audiencia posible que sea real, concreta y (en este caso) durmiente.
Este género sirve para pensar varias cosas: quien produzca, por ejemplo, un podcast de ficción con varios episodios, personajes elaborados, arco narrativo, efectos de sonido, música original... no va a desear nunca que su público diga "me re dormí escuchándolos, ¡no llegué ni a la mitad!". Tampoco quien haga un podcast periodístico narrativo o uno sobre ciencia, arte, política, cultura, etc. En casi ningún género es deseable que alguien se duerma escuchando.
El tema me parece súper atractivo, habrás notado al leer este semanario, y ahora con la alegría enorme de estar reseñando uno en nuestro idioma, producido en argentina por Ramita, a quien quizás conozcas de su canal de YouTube Bajoneando por hay o de su otro podcast El Futuro.
Empecé a escuchar a mimir con el escepticismo con el que encaré Sleepy o Sleep With Me (aclaro que no escucho podcasts para dormir, en algún momento tengo que relajar mis oídos) y lo perdí a eso de los 4 o 5 minutos. Al comienzo de un episodio aleatorio que elegí como primer acercamiento, me pareció que Ramita contaba demasiadas cosas como para hacerme dormir, que metía algunos chistes que no dan con el tono de un podcast somnífero... y esa sensación se me fue al seguir escuchando, al seguir entrando en ese tono que no es tan bajo pero es parejo, en esos relatos de cuestiones nada atractivas, de temas cotidianos, bañados con una música bastante obvia y necesaria.
Y digo obvia y necesaria por una razón: el acto de dormirse incluye no pasar sobresaltos, ir entrando en un ciclo lento de relajación, ir bajando el ritmo, las pulsaciones, la respiración... y sobre todo ir apagando ideas. Te puede dar un insomnio puro y duro si no lográs apagar ideas antes de dormir (tengo una maestría en esto). No se puede usar en un podcast para dormir música que nuestra mente no asocie con dormir. Es clave el lugar común y, aquí también, a este género le cabe la recomendación opuesta a las generales del podcast: hay que usar lo musicalmente obvio, sostenerlo, repetirlo y lograrlo. Lograr que te duermas.
Quizás serían necesarios más episodios de este podcast para que se convierta en un clásico, como lo son sus primos estadounidenses, si bien con los que hay tenemos suficiente para hilvanar varias dormidas. Me resultan altamente aburridos los temas que repasa Ramita en todos los episodios, por lo que el efecto se logra. Creo que podría pulir el estilo hasta volverse totalmente embolante, lo que sería un objetivo deseable para este podcast y sería insultante para el narrador en cualquier otro proyecto: quizás más lento, quizás menos cambios de ritmo o quizás no le falte nada... mientras tipeaba estas líneas no eran ni las ocho de la noche y me la pasé bostezando. Los episodios duran un poco más de 20 minutos.
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