Nacido en 2015 el resumen anual de Spoty fue furor otra vez en este diciembre de 2021. Y cada año les sale mejor porque más gente usa la plataforma de música, podcasts y otras-cosas-de-audio, a la vez que le suman herramientas al Wrapped (resumido, envuelto y otras acepciones): hacerlo como las stories para copar los espacios de las stories fue el gran éxito de este año.
También, lo que no salta a la vista (ni al oído), es que somos felices por unos días de encarar la campaña de publicidad más grande de la plataforma cada año: no hay manera de superar (ni la plataforma puede, por eso lo hacemos las personas que la usamos) esa variedad y cantidad de llegada, a todas las redes sociales. Y gratis.
¿Si el producto es gratis el producto sos vos? Sí, tampoco Spoty es totalmente gratis. En muchos países pagamos la tarifa premium, es bien accesible la cuenta individual o dúo, si bien la plataforma cada año tiene más ingresos por la gente que se clava los anuncios y la usa gratuitamente. Ahí sí: el producto es gratis, la plataforma gana plata con publicidad y el productazo sos vos. O cuando compartimos furiosamente la actividad musical, de escucha de podcasts, las listas, esto y lo otro (cada año un chiche nuevo, la hacen muy bien) durante un par de días, gratis (insisto), todo es hermoso y genial.
La aplicación del ocio, la reina del tiempo libre y (¿detalle?) los ratos lejos de las pantallas, para bailar, viajar, relajarse, andar en bici, en auto, caminando, en transportes, y en la que te podés informar también o seguir tus temas de interés con esto de los podcasts (repetimos usos: también moverse, también transportarnos, relajarnos, etc. y si bailás con un podcast te queremos un montón): la aplicación que como toda plataforma junta datos y datos pero no tiene la mala fama de Facebook, Google y Amazon. La que amamos amar y nuestros datos dar (un verso sin esfuerzo). Para leer más: Mauricio Cabrera en Storybaker escribió al respecto (en nuestro idioma), también esta nota en Vox (in English) y esta en Music Ally (ídem).
Por el mismo precio: jugamos un poco a ser influencers (sensación de) mientras mostramos nuestras canciones y podcasts; la invasión fenomenal de ese día (en todas las redes) genera un efecto aplanadora y nadie duda del poder de la plataforma (ni de mostrar consumos, si está buenísimo: es lindo, fácil, nos "incluye"); lo que termina redondeando una campaña publicitaria y de enganche perfecta. Spoty no quiere ser el YouTube ni el Netflix (el TikTok del audio leí el otro día y me sacó una sonrisa): quiere ser Spoty y a llorar a la iglesia. Pensemos cómo sigue esto...
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