En los últimos días pasaron muchas cosas en el mundo del podcast en nuestro idioma que, si bien no están directamente relacionadas, están pintando un panorama de lo que es el 2022. Hubo anuncios, hubo malas noticias, hubo novedades, hubo cambios. Si no sabés a qué me refiero, suelo tocar estos temas en mi cuenta de Twitter, para no ocupar tanto espacio en el newsletter y en la web.
En la primera mitad de un año difícil (crisis pospandemia, guerra en Europa, inflación global) se veía asomar un panorama incierto. A esta altura de 2022 me parece que ya podemos hablar de un año malo para el podcast: un año en el que paramos de crecer, nos empezamos a chocar con puertas cerradas, con oportunidades que se fueron y plataformas que actúan mal. Y no digo con todo esto que el podcast haya dejado atrás un momento fabuloso, de notable calidad y gran vuelo en muchos países, con muchas producciones en manos y voces de profesionales geniales: pero toda esa gente no paró de ver cómo algunos proyectos que el año pasado iban sobre rieles eran cancelados, como las avanzadas negociaciones para lanzar un podcast o una segunda temporada se hacían humo. De ver cómo las plataformas (básicamente) hacían su juego.
Plataformas que tienen una lógica propia, cada cual la suya (sea Podimo, Spotify o Amazon Music), y en muchos puntos se tocan: buscar influencers para atraer audiencias que no existen (tenemos que contar qué es el podcast, cómo escucharlo, aún en varios países), ofrecerles poco a esas audiencias a cambio de acceso "libre" (o de una suscripción en euros lejos de la realidad latinoamericana), tirarles una bola de Originales o Exclusivos a la cara (en pocas semanas, sin importar si les interesan esos podcasts a la gente o si es la misma gente la que va a escuchar lanzamientos casi simultáneos), difundir poco o nada esos lanzamientos (con una estrategia en redes tan pobre como la artística-comercial) y una serie de "errores" más que evitaré enumerar. No lo hago por cobardía, lo hago para presevar mis fuentes.
A la vez, en otros proyectos, está ocurriendo un recorrido que podríamos llamar el fin de la exclusividad o la vuelta a la libertad, en el que podcasts exclusivos terminaron sus contratos y vuelven al podcast abierto (pasa en el mercado angloparlante, también en el podcast latinoamericano). Por otro lado, hay anuncios particulares como el del canal de YouTube argentino El Método Rebord: en días recientes su conductor anunció que dejan Spotify (enlace para escucharlo en esa app). No tenían un contrato de exclusividad con la plataforma sueca, simplemente eligieron no seguir distribuyendo allí las entrevistas de su canal de YouTube en versiones solo audio. El anunció generó ruido y preguntas en el podcast local. En medio de un largo hilo al respecto pregunté algo que me sigue rebotando: ¿quiénes podrían tomar una decisión así en el mundo digital argentino? La respuesta oscila entre pocos casos y ninguno.
Una reflexión final de este artículo tiene que ver con la plata: oh, dinero que mueve el vil capitalismo crujiente (?). No, no hay poesía acá: solo con plata no se construye una estrategia en podcast, ni en ningún medio digital, por lo que estaría bueno que las plataformas empiecen a pensar un poco más, a entender qué pasa en nuestros países, qué audiencias existen y cuáles pueden existir para el podcast. Hay que trabajar, laburar, arremangarse que le dicen. Y hay mucha gente que conoce este campo a la que pueden consultar.
Para el próximo Día Internacional del Podcast, que nos encanta celebrar trabajando más de lo habitual (¿por qué?), propongo desde ahora una jornada de reflexión y de debate, un feriado global (¿se puede?) en el que nos sentemos a ver cómo estamos y cómo seguimos...
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