Efecto Iceberg es el primer podcast de la productora española El Extraordinario trabajando con un equipo argentino. Una gran noticia para el podcast. Cuando otros ojos (y bolsillos) mutan de estrategia, muchas veces con una ceguera apabullante, que una productora de esta fineza y calidad de realización haya combinado fuerzas con los hermanos Sinay es realmente alentador. Y la idea de arrancar contando a fondo la pelea de Mauro Viale con Alberto Samid, otra. Una noticia atractiva, viralizante… y podría usar otros términos grandilocuentes pero no es el tono. No tiene nada que ver: con Viale vs. Samid nos cebamos, nos pasan cosas, la pelea forma parte del mundo meme, de la cultura popular y de las redes. De una forma inexplicable, que en este podcast van a fondo buscando esclarecer: a nosotros, a ustedes, al mundo. Todo es medio bizarro, nos da risa, pero hace veinte años en un programa de TV dos tipos se tiraron al hueso, bardeando a fondo sus orígenes étnico-religiosos, picanteando la cosa hasta llegar a las manos. El tono escala muy rápido, o eso recordamos en el video icónico. Y de tonos, también, va esta reseña.
Piñas y diversión: una cuestión de tonos
En este podcast encontré algo que, en los oídos, venía buscando hace rato. Puede que sea un mal del crítico (escuchar mucho, sin descanso, es tan malo como no escuchar nada), si bien me cuesta identificarme como tal. No por falsa modestia, si no porque los críticos suelen ser viejos amargados, rosqueros, de los que prefiero (y trato de) mantenerme lejos, bien lejos. ¿Qué es lo que encontré? ENTRETENIMIENTO.
Este show sobre Samid vs. Viale, que toma un tema medio en joda y lo analiza medio en serio, logró dar con un tono no habitual en el podcast de hoy. Es un caso real, sí. Podríamos hasta arriesgar que hay un crimen (risas). Y que por suerte ese crimen es ultraliviano: una pantomima de pelea, en la que las cámaras obtuvieron más punch que las caras de los protagonistas.
El caso en Efecto Iceberg pasa a ser analizado un poco en joda, desde la cultura pop, desde el pugilismo, desde el rol de los medios. Y a la vez se lo analiza con toda la seriedad posible: porque hay varias capas de lectura, porque esas capas no son forzadas y son interesantes. Están ahí para quien las quiera tomar y en este podcast las toman. Y lo hacen con gracia.
Además, esas capas de análisis son atravesadas de la mano de especialistas: muy divertidos los análisis de los boxeadores convocados al podcast, destacado rol de Adrián Lakerman (con el tema del humor), profundo y claro el profe Martín Becerra, como siempre que analiza y explica los medios de comunicación.
Tonalidades y sutilezas: encontrar el host
Pero volvamos al tono: Luquitas Rodríguez, este joven argentino que no sabemos muy bien qué hace pero hace de todo (escribo como uno de esos críticos de los que intento alejarme, sí) está perfectamente elegido para esta narración. Cuadra, encaja, funciona. Y miren que no me atrae casi nada de lo que hace en los streamings, la radio, etc. Más aún lo elevo con este elogio: la búsqueda del host famoso en el podcast argentino (un debate que no tuvimos) varias veces costó, salió rara o salió mal. Y pienso en las grandes producciones locales para Spotify: está bueno pero es bastante mejorable lo de Damián Kuc (en Basta Chicos pero especialmente en La One), está raro el doble comando de Hermanas Bravas (¿cómo justifican dos hosts? ¿y por qué Rincón + Lesa?) y lo único que le resta, un poquito, al excelente Intoxicado (que mejora con el tiempo) es Diego Alonso.
Bascular del medio en serio al medio en joda, desde el tono, no es sencillo. En podcasts suele no caminar (nos aburrimos sobreanalizando, nos clavamos con supuestos comediantes) y cuando aparece el tono mágico es oro para los oídos. En el guión hay parte de la cosa, en el rol de los hermanos Sinay también, en el diseño sonoro de Andreu Quesada otro poco y en el tono al que llevaron a Luquitas Rodríguez está el resto. La historia tiene todo para ser entretenida, atrapante, para indagar (la parte baja del iceberg, que le dicen) en los minitemas que disparan esos minutos de televisión en vivo. Y a la vez todo podría haberse dilapidado. Evitaron darle al témpano (?), que nos hundamos en el aburrimiento del sobreanálisis (y el juzgamiento desde ojos actuales): salió esta historia aceitada, DIVERTIDA y redonda. A veces, menos es más.
☞ Te dejo, de yapa, otras tres reseñas que salieron del podcast. Algo no habitual en medios argentinos (si bien hay más presencia y gente escribiendo, todavía estamos lejos del ideal) que me parece importantísimo destacar ahora. Necesitamos más periodismo sobre podcast, lo voy a decir en cada lugar que pueda. Y especialmente acá. Sin más vueltas (con toodo te ponés denso, Pablo), las reseñas de Efecto Iceberg que salieron en:
Y para ver después de escuchar el podcast (prometeme, eh, la enlazo porque la mencionan varias veces): la entrevista completa de Mauro Viale a Alberto Samid en enero de 2002. Más de 20 minutos, en los que se va percibiendo cómo fueron las cosas y se entiende un poco más el desenlace. Desde el primer minuto ya se tensa la situación…------
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